6 abr 2015

Final de una era, final de este blog

 [Modo dramático activado. Lee esto con un fondo de violines tristes]

En 2004 decidí dejarlo todo y mudarme a Barcelona. Empecé una nueva vida entre olores de gasolina y bips-bips de supermercado. Unos inicios complicados en los que los mayores sufridores fueron mis padres. Aunque la distancia entre València y Barcelona es muy pequeña, el síndrome del nido vacío fue inevitable.

Robert Barber Blogger
La última vista antes de irme de Barcelona

En Barcelona conocí gente muy especial como Moi, Dani, Ari, Lektro... con los que pasé divertidas noches de Razzmatazz y chats hasta las tantísimas hablando de música o de cualquier frikada. Me los llevo en el corazón.

En el trabajo he sido muy afortunado de encontrar personas como Cris, Ana D., Mayo, Susana, Jessica, ... Pero también a Silvia, a Juan Carlos y a Fer. 

A mi mente vienen divertidísimos momentos de mi gran oportunidad profesional trabajando en Planeta, con Sergi, Ruf, Ferran, Miquel Àngel, Marta, Mónica, Ana B, y tantos otros.

No me puedo olvidar de una de mis favoritas Ana, una de las Reales. La que fue mi amiga, luego mi vecina rubia, y hoy por hoy sigue siendo una de las personas especiales en mi vida.

11 años en una ciudad en la que creé este blog y que me vio publicar mi primer libro.

En este blog he recogido todas mis experiencias, algunas locuras y todas las tonterías que, como Barbelous, he necesitado transmitir.

Sin querer olvidar de donde vengo, recordando siempre a unos padres y unas hermanas que me han hecho ser quien soy, me despido de esta ciudad.

Comienza una nueva era en Londres. Lo hago con miedo pero con ilusión, porque creo que es la cosa que hay que hacer y porque quiero estar cerca de la persona a la que quiero.

Como parte de este cambio, es el momento de dejar este blog atrás, tras sus once años de vida. Es el momento de un nuevo comienzo, Ahora podrás leerme en blog.robertbarber.net

Es un adiós a una época y a una manera de ver el mundo. Doy la bienvenida a una nueva era.

Nos vemos en la casi-eternidad de las palabras.



[seis de abril de dos mil quince]

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